En su creación, a fines de 1996, siete prestigiosas instituciones terciarias y superiores de arte -el Conservatorio Nacional Superior de Música “Carlos López Buchardo”, la Escuela Nacional de Bellas Artes “Prilidiano Pueyrredón”, la Escuela Superior de Bellas Artes de la Nación “Ernesto de la Cárcova”, el Instituto Nacional Superior de Cerámica, la Escuela Nacional de Arte Dramático “Antonio Cunill Cabanellas”, el Instituto Nacional Superior de Danzas y el Instituto Nacional Superior de Folklore- se unieron para dar vida a lo que entonces se denominó Instituto Universitario Nacional del Arte.
En 2014, reconociendo la diversidad disciplinaria que convergía en el Instituto Universitario Nacional del Arte (IUNA) y su crecimiento durante los primeros dieciocho años, el Congreso Nacional cambió por ley su denominación a Universidad Nacional de las Artes (UNA).
Hoy en la Universidad Nacional de las Artes conviven el Área Transdepartamental de Folklore y los Departamentos de Artes Musicales y Sonoras, Artes Visuales, Artes Dramáticas, Artes del Movimiento, cuya historia se remonta a mediados o incluso principios del siglo pasado, con los más recientes: Departamento de Artes Audiovisuales y Áreas Transdepartamentales de Formación Docente, de Artes Multimediales y de Crítica de Artes.
El Departamento de Artes del Movimiento tiene como antecedente institucional la sección Danza del Conservatorio Nacional de Música y Arte Escénico creada en el año 1924. En la década de 1950 el Profesorado de Danza Clásica fue transferido a la Escuela Nacional de Danzas Folklóricas Argentinas que, un año más tarde, cambió su denominación inicial por la de Escuela Nacional de Danzas.
El plan de estudios de la carrera se estructuraba entonces con un ciclo de iniciación a la Danza de dos años de duración; otro de nivel preparatorio de cinco años, y el último, de nivel terciario de tres años de duración.
Desde 1972, por impulso de la gestión de ese momento, se institucionalizó la Expresión Corporal como área de estudios, en la forma de un curso de especialización que en 1980 se transformaría en el Profesorado de Expresión Corporal.
En 1988, en el marco del Programa de Jerarquización Institucional y Académica de la Enseñanza Superior, la Escuela Nacional de Danzas “María Ruanova” dio origen a tres nuevos establecimientos: uno destinado al nivel inicial y preparatorio, la Escuela Nacional de Danzas, otro que dictaba el profesorado del mismo nombre, el Instituto Nacional Superior del Profesorado de Folklore y, el Instituto Nacional Superior del Profesorado de Danza “María Ruanova”.
En ese momento, la modificación de los planes de estudio dio lugar a la creación de las carreras de Intérprete en Danza Clásica y Contemporánea y a la intensificación de los cursos abiertos a la comunidad y fuera de la currícula oficial.
De esta manera, el Instituto Nacional Superior del Profesorado de Danza “María Ruanova” fue, enmarcado en esta sucesión de transformaciones, el antecedente más directo del actual Departamento de Artes del Movimiento.
Pero además de los datos precisos de una cronología institucional, la importancia de la actividad cultural y artística desarrollada a lo largo del siglo XX por el Instituto Nacional Superior del Profesorado de Danza “María Ruanova”, se manifiesta en la formación de profesionales del arte que desarrollaron su talento como intérpretes, creadores y docentes, y recibieron las más altas distinciones del país y del extranjero.
El Departamento de Artes del Movimiento se reconoce en parte heredero de esta historia institucional que atravesó a la disciplina pero, al mismo tiempo, es plenamente consciente de la necesidad de profundizar en los cambios de estatuto asociados al ámbito universitario: el carácter público del saber, el gobierno colegiado, el acceso democrático a los puestos docentes, el régimen académico y el reconocimiento de la actividad educativa como una práctica social y política dinámica que tiene impacto en la transformación de la sociedad. En síntesis, la conceptualización y la acción acerca de las relaciones entre saber y poder.
En definitiva, el ingreso de la danza al ámbito académico universitario implica un enorme desafío en el aspecto teórico para pensar los supuestos ideológicos que subyacen en el conjunto de las prácticas artísticas y pedagógicas que podrían definirse como artesanales en lo referente al vínculo entre maestro y aprendiz.
La influencia de estas prácticas se vuelve notable en los diferentes espacios de discusión institucional y en las temáticas que hacen al debate entre viejos paradigmas y nuevas propuestas.
Entre los temas derivados de estos interrogantes y que pueden constituirse en nuestra agenda de discusión, aparecen: el perfil de egresado, la formación docente, el tipo de exigencias académicas -que a menudo se hallan apoyadas en el virtuosismo y no en la reflexión- la evaluación de los aprendizajes y la valoración social de la disciplina en sus aspectos artísticos y extraartísticos, así como la preparación de los alumnos acorde con los diversos ámbitos de aplicación de sus saberes.
Estas temáticas se traducen en la mirada de la gestión del Departamento de Artes del Movimiento, comprometida con el afianzamiento y el desarrollo de la calidad educativa, entendida esta última como la interrelación entre relevancia, pertinencia y eficacia. El enfoque propuesto cree en el aporte a una sociedad democrática a partir de la construcción de una ciudadanía activa y participativa, con una visión de la educación como derecho social y servicio público.
Así, la política institucional del Departamento se configura a partir de una identidad fundada en la docencia, la investigación, las tareas de extensión y la producción artística.
En el área académica, el Departamento de Artes del Movimiento está dedicado a las disciplinas referidas al movimiento y ofrece los títulos oficiales de mayor alcance en esta especialidad en Argentina. Los egresados de la institución están preparados para desempeñarse como profesionales en el área del espectáculo, así como para ampliar el campo teórico y de análisis de la danza y el movimiento en general. Con este objetivo, los planes de estudio incluyen tanto materias de disciplina y entrenamiento corporal como asignaturas teóricas y de composición coreográfica, dictadas por maestros de reconocida trayectoria en nuestro país y en el exterior, que contribuyen de esta manera a la formación de profesionales en el área del movimiento, vinculados con su disciplina y con el mundo contemporáneo.
El desarrollo del área de investigación es condición básica del accionar universitario, y en este sentido, una política de evaluación y categorización para la investigación en arte debería contemplar tanto los componentes metodológicos como los disciplinares, y por lo tanto la ponderación de la calidad productiva. Pero, en este sentido, la mayor dificultad que debe superar esta comunidad es poder contar con un comité de pares, especialistas altamente calificados que consideren los diversos registros de los resultados, uno de los cuales es justamente la propia obra que, cuando es original, hace avanzar el conocimiento reconfigurando lo sabido anteriormente.
La acción de la universidad, reflejada en un concepto amplio de actividades de extensión, debe articularse fuertemente con la sociedad para mejorar la calidad de la democracia con justicia social, en el convencimiento de que el conocimiento es un factor primordial para el avance de los pueblos. Es en el accionar con “el afuera” que los bienes producidos por la universidad adquieren el sentido de retribución de utilidad pública a la sociedad que invirtió en ella.
El proyecto institucional de la Universidad Nacional de las Artes otorga un lugar de relevancia a la praxis artística y su resultado final y por esa razón ésta ocupa un lugar primordial en la toma de decisiones referidas al diseño curricular, a la definición del perfil profesional y a las competencias técnicas que deberá desarrollar el estudiante en su paso por la institución universitaria.
En este espacio se verifica la génesis de una interesante producción artística que abarca las creaciones originales para los elencos estables del Departamento realizadas por artistas argentinos y extranjeros, el recientemente instituido Premio Estímulo a la Creación y destinado a los alumnos avanzados, los proyectos de extensión de cátedra, los ciclos de danza, los congresos y jornadas; y los convenios de cooperación con otras instituciones nacionales e internacionales.
Hoy en la Universidad Nacional de las Artes conviven el Área Transdepartamental de Folklore y los Departamentos de Artes Musicales y Sonoras, Artes Visuales, Artes Dramáticas, Artes del Movimiento, cuya historia se remonta a mediados o incluso principios del siglo pasado, con los más recientes: Departamento de Artes Audiovisuales y Áreas Transdepartamentales de Formación Docente, de Artes Multimediales y de Crítica de Artes.
El Departamento de Artes del Movimiento tiene como antecedente institucional la sección Danza del Conservatorio Nacional de Música y Arte Escénico creada en el año 1924. En la década de 1950 el Profesorado de Danza Clásica fue transferido a la Escuela Nacional de Danzas Folklóricas Argentinas que, un año más tarde, cambió su denominación inicial por la de Escuela Nacional de Danzas.
El plan de estudios de la carrera se estructuraba entonces con un ciclo de iniciación a la Danza de dos años de duración; otro de nivel preparatorio de cinco años, y el último, de nivel terciario de tres años de duración.
Desde 1972, por impulso de la gestión de ese momento, se institucionalizó la Expresión Corporal como área de estudios, en la forma de un curso de especialización que en 1980 se transformaría en el Profesorado de Expresión Corporal.
En 1988, en el marco del Programa de Jerarquización Institucional y Académica de la Enseñanza Superior, la Escuela Nacional de Danzas “María Ruanova” dio origen a tres nuevos establecimientos: uno destinado al nivel inicial y preparatorio, la Escuela Nacional de Danzas, otro que dictaba el profesorado del mismo nombre, el Instituto Nacional Superior del Profesorado de Folklore y, el Instituto Nacional Superior del Profesorado de Danza “María Ruanova”.
En ese momento, la modificación de los planes de estudio dio lugar a la creación de las carreras de Intérprete en Danza Clásica y Contemporánea y a la intensificación de los cursos abiertos a la comunidad y fuera de la currícula oficial.
De esta manera, el Instituto Nacional Superior del Profesorado de Danza “María Ruanova” fue, enmarcado en esta sucesión de transformaciones, el antecedente más directo del actual Departamento de Artes del Movimiento.
Pero además de los datos precisos de una cronología institucional, la importancia de la actividad cultural y artística desarrollada a lo largo del siglo XX por el Instituto Nacional Superior del Profesorado de Danza “María Ruanova”, se manifiesta en la formación de profesionales del arte que desarrollaron su talento como intérpretes, creadores y docentes, y recibieron las más altas distinciones del país y del extranjero.
El Departamento de Artes del Movimiento se reconoce en parte heredero de esta historia institucional que atravesó a la disciplina pero, al mismo tiempo, es plenamente consciente de la necesidad de profundizar en los cambios de estatuto asociados al ámbito universitario: el carácter público del saber, el gobierno colegiado, el acceso democrático a los puestos docentes, el régimen académico y el reconocimiento de la actividad educativa como una práctica social y política dinámica que tiene impacto en la transformación de la sociedad. En síntesis, la conceptualización y la acción acerca de las relaciones entre saber y poder.
En definitiva, el ingreso de la danza al ámbito académico universitario implica un enorme desafío en el aspecto teórico para pensar los supuestos ideológicos que subyacen en el conjunto de las prácticas artísticas y pedagógicas que podrían definirse como artesanales en lo referente al vínculo entre maestro y aprendiz.
La influencia de estas prácticas se vuelve notable en los diferentes espacios de discusión institucional y en las temáticas que hacen al debate entre viejos paradigmas y nuevas propuestas.
Entre los temas derivados de estos interrogantes y que pueden constituirse en nuestra agenda de discusión, aparecen: el perfil de egresado, la formación docente, el tipo de exigencias académicas -que a menudo se hallan apoyadas en el virtuosismo y no en la reflexión- la evaluación de los aprendizajes y la valoración social de la disciplina en sus aspectos artísticos y extraartísticos, así como la preparación de los alumnos acorde con los diversos ámbitos de aplicación de sus saberes.
Estas temáticas se traducen en la mirada de la gestión del Departamento de Artes del Movimiento, comprometida con el afianzamiento y el desarrollo de la calidad educativa, entendida esta última como la interrelación entre relevancia, pertinencia y eficacia. El enfoque propuesto cree en el aporte a una sociedad democrática a partir de la construcción de una ciudadanía activa y participativa, con una visión de la educación como derecho social y servicio público.
Así, la política institucional del Departamento se configura a partir de una identidad fundada en la docencia, la investigación, las tareas de extensión y la producción artística.
En el área académica, el Departamento de Artes del Movimiento está dedicado a las disciplinas referidas al movimiento y ofrece los títulos oficiales de mayor alcance en esta especialidad en Argentina. Los egresados de la institución están preparados para desempeñarse como profesionales en el área del espectáculo, así como para ampliar el campo teórico y de análisis de la danza y el movimiento en general. Con este objetivo, los planes de estudio incluyen tanto materias de disciplina y entrenamiento corporal como asignaturas teóricas y de composición coreográfica, dictadas por maestros de reconocida trayectoria en nuestro país y en el exterior, que contribuyen de esta manera a la formación de profesionales en el área del movimiento, vinculados con su disciplina y con el mundo contemporáneo.
El desarrollo del área de investigación es condición básica del accionar universitario, y en este sentido, una política de evaluación y categorización para la investigación en arte debería contemplar tanto los componentes metodológicos como los disciplinares, y por lo tanto la ponderación de la calidad productiva. Pero, en este sentido, la mayor dificultad que debe superar esta comunidad es poder contar con un comité de pares, especialistas altamente calificados que consideren los diversos registros de los resultados, uno de los cuales es justamente la propia obra que, cuando es original, hace avanzar el conocimiento reconfigurando lo sabido anteriormente.
La acción de la universidad, reflejada en un concepto amplio de actividades de extensión, debe articularse fuertemente con la sociedad para mejorar la calidad de la democracia con justicia social, en el convencimiento de que el conocimiento es un factor primordial para el avance de los pueblos. Es en el accionar con “el afuera” que los bienes producidos por la universidad adquieren el sentido de retribución de utilidad pública a la sociedad que invirtió en ella.
El proyecto institucional de la Universidad Nacional de las Artes otorga un lugar de relevancia a la praxis artística y su resultado final y por esa razón ésta ocupa un lugar primordial en la toma de decisiones referidas al diseño curricular, a la definición del perfil profesional y a las competencias técnicas que deberá desarrollar el estudiante en su paso por la institución universitaria.
En este espacio se verifica la génesis de una interesante producción artística que abarca las creaciones originales para los elencos estables del Departamento realizadas por artistas argentinos y extranjeros, el recientemente instituido Premio Estímulo a la Creación y destinado a los alumnos avanzados, los proyectos de extensión de cátedra, los ciclos de danza, los congresos y jornadas; y los convenios de cooperación con otras instituciones nacionales e internacionales.